Marymood, las camisas que te harán perder la cabeza

Seguro que alguna vez habéis soñado con dejarlo todo y empezar un camino nuevo. En tirar por la ventana oficinas, clientes aburridos y días tediosos y dar rienda suelta a ese proyecto que tenéis en vuestra cabeza desde hace tiempo. Pues bien, María Alberti fue de las valientes que un día se atrevió a dar ese paso que falta y Marymood nació de esa bendita decisión.

Una marca que llega para cambiar nuestra concepción sobre las camisas con su filosofía «Slow Fashion» y con sus confecciones hechas cien por cien en Barcelona con el algodón egipcio Giza 87, uno de los mejores del mundo. En sus diseños podemos encontrar desde Matrioskas hasta zanahorias, y María nos confiesa que entra en pánico una o dos veces al día, que su lema de vida es “si no tengo rojo, uso azul” o que su abuelo dio clases a Rita Hayworth. El resto dejamos que lo descubráis vosotros mismos.

¿Cómo se pasa de redactora creativa freelance a diseñadora?
Sin miedos. Para reinventarse, cambiar de profesión y moverse en un sector totalmente diferente se necesita dejar los miedos a un lado y centrarte en lo que te hace ilusión, en la energía creativa que te impulsa a cambiar.

¿Qué tienen en común ambos trabajos? ¿Y de diferente?
En común: los dos son muy creativos, te exigen que estés muy al día. Diferencias hay muchas y radicales, yo antes escribía y ahora dibujo, antes éramos un briefing mi ordenador y yo, ahora hay proveedores, acuarelas, lápices, telas e hilos por todas partes… Aunque a la hora de crear y comunicar el concepto he tenido que servirme de mi experiencia en publicidad. Es un bagaje muy valioso que me ayuda muchísimo.

¿Cuál es el momento exacto en el que decides dejarlo todo y cambiar tu vida?
Hacía ya tiempo que los encargos que recibía no eran para nada estimulantes y cada vez me costaba más enfrentarme al papel en blanco con ganas. Recuerdo que pasé un presupuesto a una cliente para llevarles la comunicación de la marca y en el fondo deseaba con todas mis fuerzas que lo rechazaran porque no me motivaba el proyecto. En ese momento fue cuando me dije que no podía seguir así que, o me conformaba o buscaba una salida, pero no podía seguir con la nube gris sobre mi cabeza. Evidentemente escogí la segunda opción.

De todo este cambio que has vivido, ¿cuál ha sido la sensación más satisfactoria?
Ver a la gente con mis camisas y ver como se asombran con la calidad. Luché mucho ese tema, trabajo con un algodón buenísimo pero también carísimo, uno de los mejores del mundo, y un comentario muy común era que no me volviera loca con ese tema, que la gente no lo sabría valorar y que podía hacer exactamente lo mismo con un algodón más normal. Pero resulta que la gente lo valora ¡y mucho!

Alguna vez te planteaste seriamente “qué estoy haciendo, quiero volver a mi antiguo trabajo”?
Entro en pánico una o dos veces al día, he arriesgado mucho, he pedido un crédito… pero no le doy espacio a ese miedo. Es un camino de no retorno, ni me planteo volver a hacer lo que hacía antes. Nunca se sabe, pero ahora ni me lo planteo.

Explicas que ya de pequeña pasabas horas mirando trabajar a los modistas del taller de tus abuelos… ¿qué era lo que más admirabas de ellos?
Mi abuelo siempre ha sido mi gran referente, tenía un genio vivo, una energía y una creatividad desbordantes. Él era menorquín, como yo (resido en Barcelona desde hace 20 años) y con 17 años decidió irse a EEUU a buscarse la vida, acabó dando clases de castellano en Hollywood a las mismísimas Rita Hayworth, Ginger Rogers y otros. Regresó a Menorca para unas vacaciones y se quedó porque conoció a mi abuela. Se casaron y plantaron su campamento base en Madrid pero no paraban de viajar y emprender. Montaron una tienda en el Barrio de Salamanca de Madrid, una de las primera en España en importar marcas con firma italiana como Missoni, Mila Shön, Bagarre, Cadette, Sonia Rykiel, etc . Mi abuelo murió a los 82 años con una tarjeta de embarque en el bolsillo como no podía ser de otra forma. Mi abuela ahora tiene 83 y tiene la cabeza preclara, utiliza fenomenal internet y el whatsapp. Eso es lo que me queda de ellos, esa energía creativa, esa inquietud creadora y esa curiosidad insaciable, no hay edad que valga si hay ganas de hacer cosas.

¿Por qué entre todas las prendas escogiste las camisas?
Es una prenda atemporal y muy versátil. Puede tocar extremos, puede ser formal y a la vez muy sexy con sólo desabrocharte un par de botones. Puede darte un toque muy masculino y a la vez ser súper femenina.

¿Qué tienen las camisas Marymood que no tengan otras?
Te puedo decir lo que tienen las Marymood; para su confección utilizamos uno de los mejores algodones del mundo, el egipcio Giza 87, creado por una de las casas más prestigiosas de telas para camisas, la italiana Albini Group. Los estampados son totalmente exclusivos de Marymood y algunos son hasta ediciones limitadas.

Confeccionamos las camisas en Barcelona, en uno de los pocos talleres que han sobrevivido a la batalla de precios, al más por menos que hasta hace poco imperaba en gran parte del sector de la moda y aún sigue, aunque por fortuna, poco a poco está sobreviniendo un nuevo cambio de mentalidad. Estampamos en Alicante digitalmente, una forma de estampación más ecológica ya que se evita el excedente de tinta y no se utiliza agua corriente, ahorrando así litros y litros de agua contaminada que resultan de otros procesos de estampación y tinte más tradicionales. Como ves, todo muy transparente. Creo que ese cuidado y respeto por cada parte del proceso, la exclusividad y transparencia conforman el ADN de Marymood.

¿Qué inspira a tus dibujos?
Muchas cosas, la música, las películas, el arte. Una canción de Bowie, de Cohen, de Morrisey, de Alex Turner… Las películas de mi infancia; Los Goonies, Los exploradores, ET… La cadencia de las películas en blanco y negro, las divas de Hollywood… Los 80s en general… Charles Rennie Mackintosh, Alfons Mucha, Ramón Casas, el diseño escandinavo, la escuela Bauhaus… Responder esta pregunta me crea ansiedad porque vivo de muchas cosas y mi imaginario está repleto de influencias.

¿Cuál es el dibujo del que te sientes más orgullosa?
Nunca es el mismo, voy cambiando. Ahora mismo es el de las zanahorias y las peras, pero ayer era otro. Existe una relación muy especial con lo que hace uno mismo, al principio te sueles enamorar perdidamente de lo que has hecho, luego lo rechazas y más tarde lo vuelves a escoger con sorpresa. En mi proceso, convivo mucho tiempo con los mismos prints, así que nos amamos y nos odiamos muchas veces al día.

¿Qué supone para ti el Slow Fashion?
Todo. Es la base del concepto. Al cliente, hay que dejar de servirles un modelo de negocio de valores mediocres y cambiar su hábito de consumo, hay que volver a valorar la calidad, más vale poco y bueno que mucho y malo. Hay que a reaprender a consumir, comprar mucho, aunque barato, tiene una gran repercusión medioambiental y ética; forzamos al sector hasta el extremo para que nos sirva cosas nuevas todos los días y a precios bajísimos y eso tiene consecuencias devastadoras tanto para las personas que trabajan en esta cadena como para el medioambiente. Hay que volver a valorar el trabajo de la gente, me refiero a patronistas, cortadores, costurer@s, etc… Detrás de todo lo que compramos hay una historia, hay personas, hay vidas.

¿Cuál dirías que es tu lema de vida?
Últimamente me repito como una especie de mantra “todo irá bien, todo irá bien”. Pero como lema me quedo con una frase de Pablo Picasso “Si no tengo rojo, uso azul”.

¿Qué les dirías a todos aquellos a los que se les ha pasado por la cabeza hacer lo mismo que tú pero aún no se han atrevido?
Que lo intenten, que empiecen a asesorarse en los lugares adecuados, que no se queden con la idea sólo en su cabeza, que lo hablen, lo escriban, que se informen, de esa manera pueden encontrar el valor de dar el paso, porque ya no será una idea abstracta sino potencialmente realizable. En mi caso, yo acudí a Barcelona Activa, organización que pertenece al ayuntamiento de Barcelona, responsable de impulsar el desarrollo económico de la ciudad, una institución que imparte cursos gratuitos y asesora a emprendedores. Te ayudan a hacer un plan de negocio y financiero, para cualquier mente creativa eso es como la criptonita, pero es fundamental a la hora de conceptualizar tu empresa y verla como algo viable. Y sobre todo para que a la hora de pedir ayudas económicas los otros también la vean viable y crean en ella como tú lo haces.