El Sommelier del café porteño

Recorrer la inmensidad de Buenos Aires y sus infinitas ofertas gastronómicas es un enorme desafío. Por eso, a la hora de conocer los clásicos, descubrir las nuevas ofertas o encontrar los spots ocultos, nos dejamos guiar por los especialistas.

En este nuevo capítulo, Nico Artusi – periodista y autor del libro ¨Café: la historia secreta de la bebida más amada y odiada del mundo» –  nos invita al barrio de Palermo para enseñarnos todo sobre el mundo del café en la ciudad de Buenos Aires.

Nicolás es fanático del café desde que tiene memoria. De chico jugaba a ser periodista: leía los diarios a la mañana y, mientras tanto, bebía café. Lo que comenzó como un juego terminó convirtiéndose en realidad. El periodismo es hoy su profesión y el café, su acompañante diario. «Me considero un drogadicto; tomo más de diez cafés por día», nos cuenta apenas unos segundos después de conocernos.  Hace diez años decidió especializarse y se convirtió en el referente del tema o mejor dicho, como él mismo se da a conocer, el @sommelierdelcafé.

A la hora de elegir dónde tomar un rico café, nuestro invitado no duda ni un instante. «Vamos a Palermo, vamos a una cueva», nos dijo y nos envió el punto de encuentro.

A las once de la mañana llegamos a Cuervo Café, un local pequeño con una característica muy particular: una enorme ventana con una barra y un par de banquetas.  Al pasar por ahí es inevitable escuchar el ruido de la cafetera y sentir el exquisito aroma. Instantáneamente, uno se ve casi obligado a sentarse en la vereda, mirar el menú escrito en la pizarra y pedir alguna de sus especialidades.

«En Buenos Aires hay cada vez más cuevas de café como esta: lugares pequeños que ofrecen productos de excelente calidad. Tomar un café ya no es más algo que se hace de paso, entre una cosa y la otra; se está convirtiendo en una verdadera experiencia «, nos explica Nicolás mientras nos acercan el menú.

Detrás de las cafeteras, los baristas se toman el tiempo para armar detenidamente cada pedido. Con su dedicación nos demuestran que prepararlo es un arte y beberlo es un auténtico lujo.

Nos sentamos en la barra y Nicolás pide un flatt white para empezar y un expresso para cerrar el encuentro.  El desafío: probar el café – sin endulzarlo – y desafiar a los sentidos. «Un buen café se bebe solo, no hace falta agregarle nada. Un buen café enciende los cinco sentidos», cuenta antes del primer sobro.

Mientras bebemos nuestra primera taza, el sommelier nos cuenta sobre su recorrido profesional, la transformación de las cafeterías en la ciudad y cuáles son los tips a la hora de pedir un café.

Dale play y tomate un café con nosotros.