El Teatre Lliure de Barcelona ofrece hasta el 14 de diciembre la obra “Jugar con un tigre”, adaptación de la novela “Play with a tiger” de Doris Lessing, premio Nobel de 2007. La traducción y dirección del texto están signados por Carlota Subirós.
Las gradas del Espai Lliure (curiosa coincidencia entre el nombre del espacio y la temática de la pieza) resguardan el cuarto de Anna Freeman. Allí se suceden divagaciones sobre el amor, la libertad dentro de una pareja, las reglas del juego del querer y del amar (a uno mismo y a los otros), los límites que se deben y/o pueden imponer, las esperanzas y expectativas que se crean y el miedo/terror/refuto/avenencia a formar parte del engranaje que la sociedad ha ideado alrededor de la familia y sus miembros. Todas las tramas y los temas que se exponen e intuyen tienen un único punto de partida y de final: la lucha. Así lo explica Subirós: “La lucha es la esencia de esta pieza, la lucha por la libertad en su forma más elemental y a la vez más contradictoria: en una relación de amor. Qué significa atarse a una persona. Qué significa ser libre dentro de una relación”.
En este único recinto se nos presentan cinco personajes que utilizan la habitación como punto de encuentro a lo largo de un día y una noche.
Anna Freeman (Belén Fabra) es madre soltera y amante de Dave, tiene ideas convulsas y contradictorias sobre su vida, se muestra fuerte y débil a la vez.
Mary (Anna Azcona) es una mujer liberal y soltera
(si las viudas con un hijo pueden considerarse solteronas, claro) que vive con profunda tristeza la inminente boda de su único hijo.
Tom (Joan Carreras) interpreta al ex prometido de Anna que intenta recuperarla, aunque su insistencia no dure más de cuatro escenas.
Dave (Ernest Villegas), el amante de Anna, es un guaperas que no cree en el matrimonio ni en lo que este conlleva, aunque asegura que si tuviera que casarse con alguien sería con Anna.
Harry (Albert Ribalta) da vida a un marido adúltero e infeliz que busca amor y vida lejos de las paredes de su casa.
Janet (Alba Pujol) es una chica de buena familia que se planta en casa de Anna para ver a la amante del padre de su futuro hijo, Dave. Janet quiere saber dónde está su amado y refregarle a Anna que ella será quien se quede con el guapo de la obra gracias a su embarazo “
no deseado”.
Belén Fabra es la absoluta protagonista de la pieza, aguanta la hora y 40 minutos de espectáculo (sin pausa) con gran energía, emoción e intensidad. Fabra nos ofrece un paseo por los sentimientos, los infiernos y las entrañas de Anna Freeman. La vemos en sus momentos más bajos, más sinceros y vulnerables. Primero, se dibuja una mujer fuerte que vive como desea vivir, sin ningún hombre que la pueda dominar y con capacidad de decidir con quién y cuando quiere estar. Sin embargo, se va desnudando (física y metafóricamente) hasta poner en relieve sus miedos, acepta que necesita a Dave, pero no puede tentarle o forzarle a llevar una vida convencional. Sabe que él es hombre de muchas mujeres pero ella no quiere ser su segundo plato y se niega a “Seis meses de paz i tranquilidad, un poco de tregua”. Cabe subrayar el momento de alta tensión que se vive cuando Anna pone un vinilo a todo volumen e insulta y culpa a su amante de sumirla en la más profunda infelicidad.
“Jugar con un tigre” nos muestra la geografía emocional de cinco personajes, la complejidad de las relaciones, las dobles caras de sus actores. Así, Mary está dispuesta a tener una aventura con Harry que le es infiel a su mujer con un séquito de “princesas” de las que se enamora perdidamente. Janet confiesa estar embarazada y haber capturado, así, a Dave quien, a su tiempo, le había dicho que “la quería” sin ni pensarlo. Dave es un narcisista que desea que la sociedad se adapte a él y que recurre al psicoanálisis para reafirmarse en su papel de hombre sin límites. Dave sabe bien cómo jugar sus cartas y como re seducir a Anna, intelectual y sexualmente, para que ésta acepte y entienda como algo normal su poligamia.
Durante el transcurso de esta más que amena (que no poco densa o interesante) obra, el espectador absorbe un texto fantástico, con réplicas extraordinariamente bien escritas, y trama e ideas totalmente contemporáneas. “Play with a tiger” fue escrita a principios de los años 60 por una más que feminista Lessing y, aún hoy, todas y cada una de las líneas que configuran el texto gozan de total vigencia.
“
Jugar con un tigre” muestra muchos paisajes emocionales, pero lejos de resolver las dudas del espectador pone en relieve más incertidumbres y abre interrogaciones. Así, después del espectáculo, deténganse, no retomen su rutina sin antes pensar, igual que
Anna Freeman, dónde están y hacia dónde quieren ir, qué esperan de la vida, qué tipo de amor quieren o deben vivir, hasta qué punto están dispuestos a encajar en el gran mecanismo prefabricado donde les ha tocado
(sobre)vivir. Valoren. Y aplaudan hasta que les duelan las manos.
5 comentarios
Ya he ido a verla. Es extraordinaria.
Que actores! y Que texto!
Parece que la especie humana se debate entre la necesidad
de buscar la pareja y la imposibilidad de alcanzar la felicidad en ella.
Pero, como dijo alguien, si somos tan infelices, por qué no compartir nuestro dolor?
totalmente de acuerdo!
la obra es genial y cuestiona al espectador sobre su concepción del amor y de la vida en pareja sin caer en tópicos.
yo también aplaudí un montón.
Me encanta l’Espai Lliure sobretodo por la disposición de los espectadores que envuelven todo el escenario. Pero es que además en ‘Jugar amb un tigre’ nos convertimos todos en voyeurs. Y así Carlota Subirós consigue que también el público acabe formando parte de la escenografia, un espacio austero que da total protagonismo a la palabra y a los personajes.
Efectivamente, un texto de Lessing, su única obra de teatro, totalmente vigente que nos habla del amor, del concepto de pareja y de la dicotomia que a menudo existe entre la libertad y el amar a otra persona.
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