Mango Colección primavera-verano 2009

El evento llega con su habitual revuelo y esta vez bajo el epígrafe «Cuento de Hadas«. Que MANGO presente sus colecciones causa expectativa a sectores dispares. A parte del buzoneo amoroso que acude a ver a las más o menos celebrities que pasean modelitos y observan el desfile pensando que se compraran, los políticos que deben rendirse a este gigante, que aunque no sirva cava (de nuevo sirvieron champagne) propaga la imagen de Barcelona por el mundo entero, editoras de patrón similar, periodistas que luchan por poner su culito en un front row abarrotado (tal vez de demasiados curiosos) y demás gente del sector.

Con un retraso importante y sin brindis previo empieza el desfile. Hay gente de pie, caras de enfado por los que tuvieron que sentarse más atrás de lo que pensaban  y una puesta en escena blanca y sencilla con unos chicos que no sonríen demasiado pero si lucen camisetas He (su colección «pour l’homme») con una escalera que nos recuerda a varios desfiles parisinos (¿será que Mango mira hacía allá, más que hacía aquí?), unos tules muy G-Star (el cierre será idéntico al que vimos hará unas ediciones en la Bread) y un piano que será tocado (casi pasando desapercibido bajo unos temas que remasterizan clásicos a ritmo electrónico).

Las modelos lucirán melenas sueltas, onduladas, maquillajes que combinan rosas y azules y que abanderan una exageración que suma color a las propuestas festivas de sus colecciones (su Limited Edition, mezclada con la propuesta de los ganadores del I Botón de Mango y las propuestas masculinas de Adam Lippes) lo que supone una miscelánea de colores, formas y flores que suponen una linea en común que apuesta poco, bebe de lo visto esta temporada pasada y sigue arrastrando, sí aún, el fluor. Nos quedamos con sus complementos, esos bolsos de mano, grandes, con un aire retro y colores no demasiado vivos, no demasiado muertos, sus flores a modo de broche (no aquellas de plástico que dan un toque demasiado experimental muy poco MANGO a algunos diseños) y las muchas pulseras en una misma mano (lo que desde aquí apostamos hace meses, meses, meses atrás). El chico lo dibujan atrevido, osado y con ganas de arriesgar con colores, pañuelos en el cuello y sombreros bicolor.

Al acabar el desfile, suben las paredes y arranca una fiesta donde el aforo, en cuestión de minutos, empieza a desbordarse. Hay pasteles, Kate Ryan con sus temas de la vieja usanza y caras conocidas. Se murmura falta de novedad en lo visto, pero se alaba el estilismo y algunas piezas que aunque informales pueden llenar un look de clase.


Te dejamos con algunas opiniones de quien consideramos referentes (en el caso de ellas) y te pedimos que nos des la tuya.

En portada tenemos el desfile, lo disfrutas y luego nos cuentas, ¿qué te parece?