Un balcón con vistas a la costa de Península Valdés
Océano Patagonia: Vivir en el hábitat de pingüinos, orcas, ballenas y lobos marinos
«Partimos temprano a un mundo desconocido…
Como lobos marinos entre la corriente
Caímos al limite de un desierto baldío
Caminamos glaciares sobre ríos eternos
Y trazamos los planes hacia el infinito»
Nuestra aventura patagónica bien podría empezar como la canción de Xoel López que rinde homenaje a esta región.
Habíamos visto Península Valdés en documentales, guías de viajes, grandes libros de fotografía, y aunque su belleza ya conquista en imágenes, hay que pisarla y vivirla para descubrir la auténtica magia de este tesoro natural, la mayor reserva faunística de América del Sur.
Caminos eternos de ripio que ojalá no terminaran nunca, vegetación escasa dispersa a ambos lados, tras la que aparecen inesperadamente manadas de guanacos, maras (algo así como un conejo gigante), aves de todos los tamaños y colores, y algún que otro armadillo. Así recordaremos siempre nuestra llegada a este paraje natural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Atravesado el primer tramo de Península llegamos a un pequeño poblado llamado Puerto Pirámides, antiguamente dedicado a la exportación de sal, y actualmente una de las principales zonas del mundo donde se puede avistar la ballena franca austral en la época de reproducción. Y justo allí, todavía inmersos en la burbuja emocional de haber pisado el paraíso que tanto tiempo llevábamos deseando, llegamos a Océano Patagonia Wild Coast Residence, un alojamiento ubicado que recrea a la perfección la calidez del hogar.
Un hotel totalmente renovado, en primera línea de mar sobre la arena, y perfectamente integrado en el paisaje. Con tan solo 11 condominios, es un privilegio poder alojarse aquí. Un extenso apartamento decorado de forma rústica y a la vez contemporánea; con enormes habitaciones, una cocina abierta y un amplio salón.
Todo ello conectado al balcón con las mejores vistas que en la vida hayamos podido tener. Panorámica a una bahía de aguas turquesas donde conviven, en algunas épocas del año, ballenas, lobos y elefantes marinos. ¿Imaginas despertar con el sonido del chorro de agua característico que emiten las ballenas al respirar? Y conectada a nuestro Penthouse por unas escaleras, una terraza privada con vistas 360 a toda la Península Valdés para ver salir y ponerse el sol.
Cada mañana, un canasto con pan recién hecho y mermelada casera nos da los buenos días. Y a la hora de organizar planes, el equipo de Océano Patagonia se convierte en familia para ofrecer un servicio personalizado impecable y hacer que la experiencia sea memorable.
Hay dos cosas imprescindibles a hacer en Península Valdés. La primera es embarcarse a bordo de uno de los barcos de la familia Bottazzi. Su fundador, Tito Bottazzi, fue un aventurero entusiasta y pionero del mundo submarino y del avistaje de ballenas en la Patagonia. A día de hoy sus hijos han seguido la estela de su padre, y han tomado las riendas de la empresa familiar para seguir transmitiendo su pasión y cariño por la fauna y el hábitat que les envuelve. Nadie mejor que ellos para poder bordear la costa de Puerto Pirámides, y ver y descubrir de primera mano las costumbres, curiosidades y secretos de la ballena franca austral, los lobos marinos o los cormoranes que habitan la zona. Para culminar la aventura, un baño al atardecer en el Atlántico.
El segundo lugar imprescindible a visitar deltro de Península Valdés es la Reserva Natural San Lorenzo, en Punta Norte. En septiembre empiezan a llegar los primeros Pingüinos de Magallanes para aparearse y poner a punto sus nidos, cavándolos en el suelo o aprovechando arbustos. Con una población estimada en 600.000 pingüinos en la época de nidificación, es la Colonia de Spheniscus magellanicus más grande que se conoce. Caminar entre ellos, a menos de un metro de distancia, ver cómo se mueven, cómo alimentan a sus crías, o cómo corren a zambullirse en el mar es una de las experiencias más maravillosas que podemos recomendar los amantes de los animales (sabemos de alguien que lloró como una niña al verse rodeada de todos esos pequeños animalitos con frac).
Y si tienes mucha suerte, puedes llegar a ver orcas fuera de temporada. Afortunados nosotros.
Si has llegado hasta aquí, gracias. Aunque todo este texto no tiene sentido sin el viaje visual que le acompaña. Viajemos juntos.
Gracias por la experiencia, familia de Océano Patagonia y Bottazzi. Prometimos que volveremos pronto, y así lo haremos.
Imágenes de dron cedidas por Bottazzi Whale Watching
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