CAPÍTULO 5: JULIÁN SANTAELLA #PROFILES

1. Sabemos que estudiaste periodismo y audiovisuales, de dónde sale tu vena artística, ¿Cuándo supiste que era a lo que te querías dedicar?

Como cualquier inicio, todo comienza con una madre: la mía me obligó a apuntarme al Conservatorio de Tenerife en contra de mi voluntad ーo aprovechándose de mi inocencia ー. Allí pasé al final nueve maravillosos años tocando el clarinete hasta los 17. Durante este tiempo, entendí que la vida sería un aburrimiento si no la pudiéramos experimentar a través de sus manifestaciones artísticas, ficcionándola, adornándola, manipulándola, inventándola. Todavía hoy, no tengo claro nada salvo esta necesidad de romantizar la existencia a través de la imaginación. Fue lo que hice en mi primer cortometraje, Bungaló (2022), donde elaboré un final alternativo, más amable, para una ruptura amorosa que había vivido.

2. Cuéntanos sobre Las amigas de Dora, ¿En qué momento decides apostar por esa idea y qué referentes te han ayudado a construir la historia y el imaginario en el que la historia se desarrolla?

Las amigas de Dora es un cortometraje que nace del caos y la falta de premeditación absoluta. El proyecto, que finalmente fue seleccionado como uno de los dos ganadores del pitching del Posgrado de Dirección de la ESCAC, no existía hasta el último día del deadline que teníamos para entregar las propuestas. Recuerdo levantarme esa mañana y comentar con mis compañeras de piso Noe, Nate y Dani que no quería presentar nada porque estaba desmotivado, y que además, no me daba tiempo.

Me convencieron para que hiciera algo, lo que fuese, ya que, total, solo perdería una tarde. Llamé a mi amiga y ayudante de dirección Helena Berch y le pregunté si veía factible rodar en su pueblo, Calders, una historia sobre una chica trans que regresa a su casa acompañada de sus dos mejores amigas de Barcelona para asistir al funeral de su abuela. Después de ocho horas delante del ordenador tenía la V1 de un guion cutre de 15 páginas y el PowerPoint más feo que he hecho nunca. Y lo envié.

Paradójicamente, gracias a esta falta de tiempo no pude reescribir nada ni sobreanalizar la trama de la historia. Me vi obligado a quitarle cualquier tipo de importancia al resultado. Supongo que el tono semicómico del cortometraje viene de esta ligereza con que lo escribí. Por primera vez disfruté muchísimo el proceso.

Como en cualquier obra nueva que se crea, sea de lo que sea, referentes narrativos y visuales hay miles, pero uno de los faros a nivel formal es la serie de autoficción de Belén Barenys, Berta Prieto y Miguel Ángel Blanca, Autodefensa. Las amigas de Dora es una pieza que igualmente celebra la amistad, cuyos diálogos no están guionizados y donde las actrices, aparte de ser amigas también en la vida real, se representan a sí mismas y cuentan algunas de sus experiencias personales en el amor, el trabajo o el deseo trans.

3. Las personas del colectivo LGBTIQ+ tenemos ciertas vivencias compartidas que nos han configurado y nos acompañarán durante toda la vida. ¿Qué te motivó a tratar temas tan nostálgicos y reales como la familia, el hogar y la necesidad de pertenencia en Las amigas de Dora?

La búsqueda del espacio propio, de nuestra habitación de afecto, creo que es una experiencia bastante universal. A veces, este espacio seguro nos viene dado por nuestro contexto, y muchas otras, tenemos que fabricarlo a partir de vínculos no tradicionales, habitando otros lugares, equivocándonos. Me gusta pensar que existe una riqueza añadida en la emancipación de lo predeterminado por esa convicción ーquizá infantilー de que “debe existir algo mejor”, “debe haber una familia a mi medida”. Esta apuesta por el futuro es lo que impulsa al personaje de Dora a buscar su camino yéndose del pueblo. Lo que me impulsó a irme de Tenerife, entre otras cosas.

La difunta abuela de Dora funciona como un personaje omnipotente que hace avanzar la historia: la muerte cataliza e impulsa las acciones de la protagonista. El vínculo entre ambas se presupone positivo porque Dora está dispuesta a regresar al pueblo después de transicionar, tras tres años sin visitarlo, para asistir al funeral. Esta pérdida no está exenta de culpa, remordimientos y preguntas sin resolver.

Cuando mi abuela murió en enero de 2018 no pude despedirme de ella. Así que esta historia, de alguna manera, ha resignificado el duelo y el vacío que su muerte implantó. La abuela de Dora nunca llegó a conocer quién era su nieta exactamente, igual que mi abuela se marchó con una versión de mí trucada y fingida, con la careta todavía puesta. Hemos hecho las paces.

4. Gala Atehortúa interpreta a Dora, Manuela Core hace de Manuela y Soledad Tobia es Sol. ¿Tenías claro en todo momento quién iba a darle vida a Dora y a sus amigas? ¿Cómo fue ese proceso de búsqueda?

Sí. Era lo único que tenía claro cuando empecé a escribir. Un par de días antes había ido a ver el show de La Casa de las Muñecas que organizan, entre otras performers y artistas, Manuela y Gala en La Casa de la Pradera del Raval. A Manuela ya la conocía por amigos en común y le comenté algo muy por encima, a Gala la conocí justo esa noche. Nos presentamos, hablamos de Joan Didion y me fui a casa.

Con Sol, sin embargo, ya había trabajado hacía un par de semanas porque le había hecho el videoclip para Te Vas, una canción que produjo con un amigo mío, Ságar. Así que la tarde que me puse con el guion basé los tres personajes en ellas. Escribir diálogos para un intérprete al que ya conoces resulta mucho más sencillo y suele dar mejores resultados.

Todas contamos con una personalidad concreta, una afectación específica y un lenguaje no verbal propio que se pueden medir en niveles de energía diferentes, entonación, prismas desde los que se experimenta la vida. De esta manera, sabes quién te va a poder aportar qué en momentos diferentes de la trama, quién va a poder tirar de la historia cuando estás estancado.

Juntas empezamos a ensayar y a perfilar las conversaciones. Durante la primera lectura recuerdo estar súper nervioso, me daba muchísimo miedo que no les gustase la historia o que les decepcionara el guion. En la vista de la primera escena, que sucede cuando Dora, Manuela y Sol entran al único bar abierto en todo el pueblo, las tres se rieron donde tenían que reírse y con la situación que se planteaba. Pude respirar.

Acordamos, a su vez, que yo no guionizaría los diálogos para que ellas pudiesen ser sus propias portavoces. Esto enjoyó aún más el relato porque, a través de estos personajes ficticios, las tres podían narrar parte de sus experiencias propias, convertirlo en íntimo a pesar de transformarlas en algo público y compartido.

5.- Volviendo al tema del colectivo, ¿tienes en mente seguir haciendo proyectos que sean historias de personas del colectivo? ¿Cómo crees que contribuye este cortometraje al panorama LGBTIQ+?

Lo primero es encontrar la financiación, que de por sí es complicado con cualquier proyecto independiente. Una vez conseguido esto, creo que hay que ponérnoslo fácil, es decir, crear, narrar, contar historias que nos haga ilusión crear, narrar, y contar. Ya sean historias que nos gustaría consumir como espectadores o que nos gustaría que una amiga nos contase.

Quizá de manera desesperada buscamos la sublimación del arte en conceptos sofisticados en vez de en la cotidianeidad. Yo empatizo mucho más con el dolor fraternal y sincero de un amigo que comparte sus penas y anhelos más mundanos conmigo que con las grandes historias del mundo o del hombre. Espero poder seguir narrando mi realidad más inmediata que, afortunadamente, está repleta de personas del colectivo. La belleza y la muerte, el amor y el dolor, el deseo, estos son los conceptos que me alientan.

La transexualidad atraviesa el cortometraje desde diferentes espacios. Se ha querido abordar la cuestión celebrando la visibilidad y la felicidad trans. El proyecto se aleja de la victimización de esta experiencia para reflejar otras piezas importantes que conforman esta existencia disidente. Así, sin negar ese dolor análogo a estos procesos de autodefinición y resignificación, Las amigas de Dora comparte una verdad más completa e íntegra donde hay cabida para el humor, la reivindicación y la satisfacción. Además, lo hace mediante tres personajes trans femeninos que, al igual que las actrices, están completamente orgullosas y seguras de su posición en el mundo.

6.- ¿Cuáles son tus expectativas con el cortometraje, dónde podremos verlo? ¿Hay alguna forma de apoyar Las amigas de Dora?

Una vez esté terminada la posproducción, necesitaremos encontrar una distribuidora que que crea en el cortometraje y a la que le apetezca añadir a su catálogo la historia de Dora y sus amigas.

Además, hemos creado una campaña de crowdfunding a través de Verkami para terminar de pagar los costes del rodaje y poder distribuirlo en festivales y plataformas. Desgraciadamente, estos relatos no suelen obtener financiación. Por ello, queremos aprovechar la confianza que ha depositado la universidad escogiendo esta historia para distribuirla de la mejor manera posible. Es una auténtica pena la cantidad de proyectos interesantes que se hacen en España ーy la cantidad de talento que hayー que no llegan a presentarse públicamente por falta de recursos y medios.

Apoyar la cultura que propulsa estas narrativas disidentes es una manera efectiva de asegurar su supervivencia, pero, sobre todo, de garantizar que siga habiendo espacios que cuestionen el status quo para que nuestra existencia llegue a ser una posibilidad real y segura.

7.- Y mirando hacia el futuro, ¿cómo te imaginas dentro de 10 años? ¿Qué te gustaría haber conseguido?

Me imagino desempleado, pero también con un Goya. Quién sabe.